Urbanita, Vago y Cortés es un sueño del vino hecho realidad que empezó cuando un capitán de barco, que anteriormente lo había sido en los campos de fútbol, Borja Fernández, ( ex Real Madrid y Real Valladolid) navegaba río Miño arriba, río Miño abajo, en el tramo que transcurre entre el encoro de Belesar, y el de Os Peares. Las últimas millas en las que el río transcurre por tierras lucenses, antes de entrar en Orense y recibir al río Sil, su afluente principal, en Os Peares.
En el transcurso de uno de esos paseos, soñaba despierto con la posibilidad de, para un amante del vino como él, dar el siguiente paso y elaborar su propio caldo, del que sentirse orgulloso. Y quería hacerlo allí, en la DO Ribeira Sacra, donde también elaboraban sus abuelos.
En una bodeguita, la de O Rato, lucía desde hace tiempo un cartel de se vende. Se interesó por ella y la historia lo encandiló: Él mismo había construido la bodeguita, cogiendo piedras del río, y había cuidado la viña durante 60 años. No tenía necesidad económica de venderla, solo sentimental, ya que no podía hacerse cargo de ella, por edad, y no quería que todo se echara a perder. “Coidádeme a bodega e as cepas. Foron a miña vida”, dijo el músico de profesión y bodeguero de afición el día de la venta. Solo quería a alguien que pusiera cariño y mantuviera lo que él mismo había construido y disfrutado durante tantos años.
Aprovechando las cepas plantadas unas cuántas décadas antes, y el buen estado del suelo, Roberto Regal, enólogo nacido en la Ribeira Sacra y capitán del proyecto Enonatur, se puso a trabajar y a diseñar el vino Urbanita, Vago y Cortés que de allí se podía obtener. Siempre pensando en la manera más ecológica y sostenible posible, e intentando conseguir la máxima expresión del terruño, en 2019 vio la luz la primera añada.
La vendimia fue llevada a cabo por Borja y Paloma, los propietarios, que quisieron hacer partícipes a sus amigos y familiares, de la manera que sus antepasados habían hecho durante generaciones: Todos nos ayudamos en la recogida y hacemos de la vendimia una fiesta. Gracias a la guía experta del equipo de Enonatur y las ganas de participar del resto en esa primera cosecha de Urbanita, Vago y Cortés, se consiguió un día excelente, de los que todos y cada uno de ellos van a recordar de por vida y una experiencia única, con la bucólica idea de que lo que pasó en aquella dura y divertida jornada de vendimia, se transmitió al vino.
Mencía (85%) en su mayor parte el tinto, con una parte de Garnacha, Grao Negro, Alicante Bouchet y Mouratón. Pasando por 6 meses de barrica.
Godello (80%) el blanco, completado con Treixadura. También con barrica,aunque solo 3 meses y dos meses más sobre lías.