En el sur de Italia nos encontramos con la región de Calabria, formando una gran península bañada por los mares Jónico y Tirreno. En Calabria la superficie es de perfil montañoso y los vinedos se encuentran principalmente en las colinas.
Es una región cuya viticultura siempre estuvo influenciada por los griegos y que durante muchos años obtuvo gran fama gracias a sus vinos tanto en Italia como en el resto de Europa, hasta que se empezaron a popularizar regiones como Burdeos o Borgoña mas cercanos a los grandes mercados de Londres, Amsterdam... Para colmo la filoxera arrasó con la mayor parte de los viñedos, algo de lo que la región nunca acabó de superar.
Como otras regiones italianas, por exigencias del mercado y la gran competencia, la producción ha cambiado de la cantidad a la calidad en Calabria, gracias al empeño y trabajo de muchos enólogos y viticultores.
Unas 30.000 hectáreas se dividen en viñedos dispersos sin cooperativas efectivas, que se traduce en grandes gastos difíciles de manejar para los pequeños viticultores, estando la viticultura lejos de tener la importancia de antaño, estando por delante los cereales, los cítricos y las aceitunas.
El clima de Calabria está influido por el relieve, con frío en las zonas de montaña, mientras que en los macizos de La Sila y Sierras calabresas se asegura una mayor humedad sobre la costa del Tirreno y un clima más árido en la costa jónica.
Las uvas más cultivadas en Calabria son sin duda las tintas, concretamente la Gaglioppo, Nerello Mascalese y Greco Nero que representan aproximadamente el 80% de la producción. Las vides blancas cultivadas en la región son Greco Bianco, Trebbiano Toscano, Montonico y Vernaccia.
En la región de Calabria no hay ninguna DOCG hasta la fecha, sólo cuentan con 9 DOC que abarcan sólo el 5% de la producción total.
El vino más conocido de la zona es el Ciro, considerado como un vino de alta calidad, principalmente en su variante de Ciro Rosado Reserva.
Calabria es una región con potencial que habrá que vigilar en el futuro.